domingo, 30 de enero de 2011

El Manantial


Hace unos meses, tuve que hacer un trabajo sobre esta película, basada en la obra de Ayn Rand, para la universidad. Mi padre me la había recomendado hace varios años y la tenía olvidada en un rincón del ordenador hasta que se presentó esta oportunidad. Cuando ví que se encontraba entre las obras por las que podíamos optar, no lo dudé ni un minuto, aunque admito que la elección también fue fruto de la pereza que me daba la idea de leerme un libro. Tras verla, llegué a la conclusión de que ya no se hacen películas como las de antes.

Es increíble cómo lo que puedan pensar los demás de nosotros nos afecta hasta el extremo de paralizarnos. ¿Cuántas veces hemos dejado de hacer lo que queríamos por miedo a los demás? ¿Al “qué dirán”? El mundo está lleno de borregos y gente sin personalidad que, con tal de sentirse parte de un clan, son capaces de travestir su propio ser a cambio de una palmadita en la espalda. Por eso no dejéis que os digan como tenéis que pensar o actuar porque sólo aquellos que piensan por sí mismos pueden avanzar y crecer. Las mayorías en política están bien, pero en lo que respecta a nuestra vida, somos nosotros los únicos que deberemos cargar con el peso de nuestros errores sobre la espalada y no aquellos que pretenden dirigir nuestros pasos. 

Deberíamos tomar como ejemplo al protagonista de este filme, Howard Roark, a quien le importa bien poco que le tachen de loco, mientras que el crea en lo que hace. Así, se enfrenta a todos sin importarle las consecuencias, hasta el punto ser juzgado por un tribunal. En el turno de su defensa Roark hace el siguiente alegato:


 "Hace millones de años un hombre primitivo descubrió cómo hacer fuego. Probablemente fue quemado en la hoguera que él había encendido para sus hermanos pero les dejo un regalo inimaginable al hacer desaparecer la oscuridad de la tierra.
A través de los siglos hubo hombres que dieron los primeros pasos por nuevos caminos apoyados solamente en su visión. Los grandes creadores, los pensadores, los artistas, los científicos, los inventores lucharon contra sus contemporáneos. Se oponían a todos los nuevos pensamientos, todos los nuevos inventos eran denunciados y recusados pero los hombres con visión de futuro salieron adelante.
 Lucharon, sufrieron y pagaron por ello, pero vencieron. Ningún creador estuvo tentado por el deseo de complacer a sus hermanos. Ellos odiaron el regalo que él ofrecía, su verdad era su único motivo, su trabajo era su única meta. Su trabajo, no el de los que se beneficiaran de él. Su creatividad, no el beneficio que de ella obtendrían otros. La creación que daba forma a su verdad.
Él mantenía su verdad sobre todo y contra todos. Seguía adelante sin tener en cuenta a los que estaban de acuerdo con él o a los que no. Con su integridad como única bandera. Él no servía a nadie ni a nada. Sólo vivía para sí mismo. Y sólo viviendo para sí mismo pudo lograr las cosas que luego se han reconocido como la gloria de la humanidad.
Esa es la naturaleza de la creatividad, el hombre no puede sobrevivir si no es a través de su mente. Llega al mundo desarmado, su cerebro es su única arma. Pero la mente es un atributo del individuo, es inconcebible que exista un cerebro colectivo. El hombre que piensa debe pensar y actuar por sí solo. La mente razonadora no puede funcionar bajo ninguna forma de coacción, no puede estar subordinada a las necesidades, opiniones o deseos de los demás, no puede ser objeto de sacrificio.
El creador se mantiene firme en sus convicciones, el parásito sigue las opiniones de los demás. El creador piensa, el parásito copia. El creador produce, el parásito saquea. El interés del creador es la conquista de la naturaleza, el interés del parásito es la conquista del hombre. El creador requiere independencia, ni sirve ni gobierna, trata a los hombres con intercambio libre y elección voluntaria; el parásito busca poder, desea atar a todos los hombres para que actúen juntos  y se esclavicen. El parásito afirma que el hombre es sólo una herramienta para ser utilizada, que ha de pensar como sus semejantes y actuar como ellos y vivir la servidumbre de la necesidad colectiva prescindiendo de la suya.
Fíjense en la historia. Todo lo que tenemos, todos los grandes logros, han surgido del trabajo independiente de mentes independientes y todos los horrores y destrucciones, de los intentos de obligar a la humanidad a convertirse en robots sin cerebros y sin almas, sin derechos personales, sin ambición personal, sin voluntad, esperanza o dignidad. Es un conflicto antiguo, tiene otro nombre: lo individual contra lo colectivo.
Nuestro país, el más noble en la historia del hombre, tuvo su base en el principio del individualismo, el principio de los derechos inalienables. Fue un país donde el hombre era libre para buscar su felicidad, para ganar y producir no para ceder y renunciar. Para prosperar, no para morir de hambre. Para realizar, no para saquear. Para mantener como su propiedad más querida su sentido del valor personal y como virtud más apreciada su respeto propio. Miren los resultados. Esto es lo que los colectivistas les están pidiendo que destruyan como ya se ha destruido en gran parte de la tierra.

Yo soy un arquitecto. Se lo que nos espera con estos principios. Nos aproximamos a un mundo en el que no puedo permitirme vivir. Mis ideas son propiedad mía. Me fueron arrebatadas a la fuerza, mediante un incumplimiento de contrato. No podía reclamar. Se pensaba que mi trabajo pertenecía a otros, que podían hacer con él lo que quisieran. Habían decidido, sin mi consentimiento, que mi deber era servirles sin otra elección ni recompensa. Ahora saben porque dinamite Cortlandt. Yo diseñe Cortlandt. Lo hice posible. Yo lo he destruido. Acepte diseñarlo con el objetivo de que fuera construido conforme a mis deseos. Ese el precio que pedí por mi trabajo. No me pagaron. Mi edificio desfigurado por el capricho de otros que se sirvieron de mi trabajo sin darme nada a cambio. El venido para decir que no reconozco el derecho de nadie a arrebatarme ni un solo minuto de mi vida, ni parte de mi energía, ni ninguno de mis logros. No importa quién lo pretenda. Había que decirlo. El mundo perece en una orgia de auto sacrificio. He venido para que me escuchen en nombre de todos los hombres independientes que quedan en el mundo. Quería establecer mis principios. No quiero ni trabajar ni vivir bajo otros. Mi principio es el derecho del hombre a existir por sí mismo."

Secretos Compartidos

- Tienes mi apoyo total en lo que quieras hacer.
- ¿Y por qué siento que sigues en contra?
- Yo no… no… Estoy preocupada. Soy tu madre. Ese es mi trabajo.
- ¿Y si decido seguir con esto?
- Cariño, se nota que los dos tenéis algo especial. Veo lo que ha hecho esta relación por ti y realmente te ha ido bien. Tú has madurado hijo. Ahora eres pintor. Eso lo sé. Rafi me lo hizo ver. Esa va a ser tu vida.
- Exacto.
- Exacto. Y es genial. Pero David, tienes que intentar entender esto. El amor no es siempre suficiente. No cuando hablas de matrimonio, hijos y cuentas corrientes conjuntas, sabes, no tienes porque aprender esa lección a los veintitrés años pero, estás en una situación un tanto complicada. Una relación significa trabajo. Los hijos… significan trabajo. Y no digo que el amor no sea importante… Lo es. Pero…
- ¿Entonces qué dices?
- Digo que… a veces amas y aprendes y puedes continuar. Y no pasa nada.
                                                                                            
                                           (Diálogo entre Lisa Metzger y su hijo David en Secretos Compartidos)

miércoles, 26 de enero de 2011

Fumar es un placer




Hoy en día Audrey Hepburn sería considerada una drogadicta y Albert Einstein un yonki. Y Jean Paul Sastre, y Bertold Brecht, y Marylin Monroe, y Frank Sinatra, Edison, Freud, Monet, Picasso y tantos otros. La verdad es que es increíble cómo cambian las modas. Antes, fumar era de gente culta e ilustrada. Ahora es un vicio infame que debe perseguir el Estado para salvaguardar la salud de los no fumadores.

Cuando mis tíos me cuentan que incluso en las aulas de la universidad se les permitía fumar, tal historia me resulta inverosímil. Raro es ver fotos en sepia en las que al menos uno de los retratados no sostuviese un pitillo entre los dedos. Casa Blanca hubiese perdido mucho de no ser porque Humphrey Bogart se encendía un cigarrillo detrás de otro, envuelto por ese humo de nostalgia y desencanto.  Mi tío Luis suele decir que hoy en día solo fuman los tontos y las mujeres. Puede que tenga razón. Aun así yo, personalmente, prefiero pensar que la gente que ni fuma ni bebe no es de fiar.

Sinceramente no entiendo qué necesidad había de hacer una ley de este tipo que no hace más que resucitar la idea de las dos Españas, que ya no son la republicana y la nacional (¡Como si con la ley de memoria histórica no hubiese sido suficiente!) sino, la de los fumadores y los no fumadores en la que se incita al chivateo y se favorece el desquite, dando rienda suelta a las pasiones y rencores personales. Sobre todo no entiendo porque después de haber obligado a los restaurantes a hacer obras que han costado miles de euros y que además permitían a los comensales elegir si querían sentarse en la zona de fumadores o de no fumadores, permitiendo una coexistencia pacífica entre ambos, se dicta una norma de una dureza tal en estos tiempos en los que tomarse un café a medio día o después de comer es casi un lujo (por lo menos para mí). Ahora los bares estan medio vacios sino cerrados. ¿Dónde estan todos aquellos fumadores pasivos o no fumadores que arguían que debido al humo no podian entran en los bares? Puede que nuestra ley sea igual a las que existen en Irlanda, Reino Unido e Italia pero hay que tener en cuenta que en estos paises el sector hostelero no representa el 5% del PIB. Tampoco entiendo que se diga que el tabaco es algo tan abominable y que sin embargo un 75% del coste de una cajetilla de tabaco sean impuestos. Puestos a prohibir ¿por qué no se prohíbe la inclusión de potenciadores de sabor, conservantes, colorantes y demás guarrerías químicas que se le añaden a toda la comida? ¡Corcho! ¡Que hoy en día uno no sabe si se está comiendo un trozo de queso o una amalgama de E-256! ¿Por qué no se prohíbe el alcohol, que es una de las principales causas de accidentes de tráfico y que además potencia la agresividad? ¿Por qué no se prohíbe a las empresas que emitan, o cuanto menos que reduzcan sus emisiones de CO2 en lugar de obligarles a pagar unos impuestos “verdes” que, en lugar de disuadirlas, les da carta blanca para seguir contaminando?

Fumar es malo. Es cierto. Si tuviese que volver atrás y decir que no a mi primer cigarrillo lo haría, pero así como yo tome la libre decisión de empezar a fumar también debe ser mía e igual de libre la decisión de dejarlo. Y es que el problema real no es el fumar o el no fumar sino la educación y el respeto al prójimo. Sin embargo, no es de recibo, respecto de esta o de cualquier ley, que nuestros politicos y gobernantes nos exijan obediencia y sumisión cuando el mismo Presidente del Gobierno tiene el descaro de pedir y fumarse un cigarillo en el plató de Antena 3 después de la entrevista que le hizo Gloria Lomana mientras que los demás tenemos que salir a la calle para poder dar un par de caladas.  

En fin, que cada uno haga de su capa un sallo. El que no quiera fumar que no fume y que quiera seguir haciéndolo, que no tenga que ser señalado con el dedo como un enfermo o un vicioso. Todos tenemos nuestros defectos y vicios. Nadie es perfecto y sino que tire la primera piedra quien esté libre de pecado.


Palabras para Julia - Agustín de Goitisolo

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti
como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.





Este poema se lo dedico a todos aquellos que en algún momento se han sentido perdidos, a los desdichados y a los desamparados. Cuando te embargue la desventura, cuando sientas que te domina la duda y el desaliento, cuando estés cansado de vagar sin rumbo, sin saber donde guarecerte, sólo recuerda que el camino es largo y que queda mucho por recorrer.

viernes, 21 de enero de 2011

El valor de los errores

La naturaleza humana es caprichosa. ¿Por qué no valoramos lo que tenemos y una vez perdido nos lamentamos por nuestra desdicha? A veces creemos que nos merecemos todo aquello que tenemos sin preguntarnos si de verdad hemos hecho algo que nos hiciese ser merecedores de ello. La hierba siempre es más verde en el jardín del vecino dice el refrán. Quien no tiene nada ansia tener algo, mientras que aquel que lo tiene, quiere más, tal es su soberbia. Pues bien, en la vida todo tiene un fin, todo tiene su explicación y todo pasa por un motivo aunque seamos incapaces de comprender el por qué. Las pasiones y las vísceras no nos dejan ver con claridad, nos nublan el juicio. Es solo con el tiempo cuando uno entiende que aquello que tanto nos hizo sufrir era necesario y bueno. Una lección más de la vida, una zancadilla más de tantas y tantas que debemos sufrir para llegar a la conclusión de que ese era nuestro destino. Así cuando clareen nuestros cabellos, diremos sin miedo a equivocarnos "benditos sean todos los errores que cometí por que sin ellos yo no sería quien soy hoy" y para que podamos afirmar con rotundidad "si tuviese que vivir mi vida de nuevo, no cambiaría nada."

jueves, 20 de enero de 2011

Nada nuevo bajo el sol

Muchas veces me aborda la impotencia. Impotencia por saber que la expresión “te quiero” se queda corta para expresar lo que siento. Que todo en el amor se ha dicho ya. Que no hay nada nuevo bajo el sol, como dirían nuestros padres. Que antes que nosotros, antes de que naciésemos, muchos otros han experimentado esto sin poder llegar a definirlo. Aunque lo hayan intentado; sus libros, sus poemas, sus películas y sus palabras nunca han sido suficientes. ¿Como es posible que alguien nos haga sentir así? ¿Tan desesperados, tan nerviosos, tan ansiosos y tan emocionados a la vez? Un torbellino que te zarandea con una fuerza descomunal y que te asalta cuan cuatrero en el camino justo cuando pensabas que el viaje se desarrollaría sin incidencias, sin baches, ni curvas inesperadas. Un ladrón que sin amenazas te roba el corazón sin que te des cuenta y que te deja desnudo en el camino, completamente desarmado e incapaz de defenderte. Uno se siente perdido, confuso y es entonces cuando uno se da cuenta que a pesar de lo que uno creía, a su vida le faltaba algo: un sobresalto. Es aquello capaz de hacernos enloquecer, lo que nos hace capaces de matar y que nos mata por dentro y que nos da la vida cuando dices no puedo mas y aquí me quedo. Algo tan grande y que sin embargo se manifiesta en cosas tan pequeñas como un botón. Cosas tan insignificantes, tan banales y sin embargo tan importantes. Y es entonces cuando uno descubre que su vida solo cobra sentido por esas cosas que parecen tan estúpidas. Es solo entonces cuando descubrimos que nuestro fin en este mundo es amar. 

Prólogo

Tengo tantas cosas que decir que no sé ni por dónde empezar. Empiezo este blog como un diario abierto. Un lugar en el que volcar mis reflexiones. Reflexiones  fruto de confidencias entre amigos, tertulias de bar, partidas de cartas en familia, momentos de silencio e introspección y noches de insomnio, en las que los pensamientos se oyen más altos que la propia voz.
Como escribía Fray Luis de León, a veces es necesario escapar del “mundanal ruido”, apartarse del mundo, pararse a pensar, a pensar en uno mismo. La mayoría del tiempo vivimos sumidos en el alboroto, poseídos por el frenesí de la vida diaria sin darnos cuenta de que cada día entraña una lección.
Como dice mi padre: entre correr y parar, lo mejor es descansar.
Descansemos pues.