lunes, 14 de febrero de 2011

Como las rosas


Se encienden las farolas entre las nubes rosáceas del atardecer. Su cálida luz recuerda al fuego del hogar. Una fuente se yergue como tocada por Midas entre oscuros laberintos de tuyas, al tiempo que el sol se funde con la tierra. Murmuran sus aguas una vieja historia que no habrá de repetirse. Los reyes oyen su relato indiferentes, mientras contemplan al gentío pasar. Uno solo escucha, y entiende la moraleja del cuento. Uno a cuyos pies se ajó una rosa, que algún funcionario retiraría sin contemplaciones, sin si quiera preguntarse quién la depositó allí y el porqué. Unas amantes manos, unos prendados ojos y una solemne promesa. Pero eso no importa ya. Esas personas ya no son las que eran. Y la rosa se marchitó, como tantas otras, violando el juramento que la arrancó de su tallo. Mientras tanto, el godo calla y piensa para sí: "Que lástima que las palabras sean como las rosas."

Paloma de Grandes V.

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