Queridos amigos:
Vamos a hacer un pequeño inciso en
el blog para tratar un tema que realmente me preocupa y que, a riesgo de
parecer snob, pija o intransigente, creo es muy importante. Algo que para muchos resulta tan evidente como decir “gracias”, “por favor” o no hurgarse la
nariz o la oreja en público. Algo que, visto lo visto, no es tan obvio para algunos y que, sin embargo, es bastante básico. Hoy vamos a hablar de los modales y la etiqueta en la mesa.
Si hay algo que nos distingue de los
animales es la razón. Esa que hace que controlemos nuestros más bajos impulsos y
que nos permite convivir sin matarnos los unos a los otros. La educación no es
un conjunto de normas sin sentido, hechas para fastidiar, sino que su fin último
es facilitar la convivencia con los demás y demostrar también al otro que somos
gente civilizada y no bestias pardas a las que no se puede sacar de casa.
Siempre he creído que los detalles
son importantes porque reflejan un fondo. Una pequeña ventanita que deja entrever
parte del carácter de la otra persona o de su subconsciente. La falta de
modales, el no saber comportarse en una mesa, la falta de saber estar, en
definitiva, pueden reflejar o dar a entender dos cosas de nosotros. Cosas que
pueden, o no, ser verdad pero que actúan en nuestra contra. En primer lugar,
pueden reflejar ignorancia. Esto es, que nadie (nuestros padres) nos ha enseñado
cómo debemos comportarnos a la hora de comer. O, lo que es peor (ya que lo primero
puede ser excusable) una absoluta indiferencia y desidia. Es decir, que sabemos
que no es correcto pero nos importa un rábano. Y la razón por la que esto es un problema, o puede percibirse como tal, es que, si en algo tan nímio y gratuito (que no cuesta nada, vaya) como en la mesa no nos comportamos como es debido, a saber cómo nos comportaremos en lo demás.
Pueden parecer chorradas o cosas sin
importancia pero, no seguir estas pequeñas normas pueden significar un descarte
inmisericorde en nuestro perjuicio si quien se sienta frente a nosotros en una
mesa, sea a nivel profesional o amoroso, considera estas cosas importantes, así
que ¡cuidado!
Puesto que el tema da para mucho, y
seguramente en los comentarios habrá quien me recuerde alguna cosa que se me haya
olvidado o que me recrimine mi snobbismo rancio, esta entrada se dividirá (en
principio) en dos partes.
Ahora, sin más preámbulo, pasemos a
ver la lista de pequeñas cosas que no cuesta tanto hacer o no hacer y que
pueden hacer que parezcamos un marqués digno de tomar el té con la reina de
Inglaterra o un cabrero salido de la estepa más profunda, con todo el respeto a
nuestros queridos ganaderos caprinos. Comencemos.
1. El orden de
las cosas. Cómo vestir una mesa y dónde va cada cosa. Esto es
muy sencillo. No es necesario
tener una vajilla de porcelana china, ni vasos de cristal de bohemia ni
cubiertos o bajoplatos de plata para ser un buen anfitrión. Cada uno recibe con lo que buenamente puede y
tiene. En cuanto a la distribución: Vaso de agua encima del plato al
extremo superior derecho y a la derecha
de éste, el de vino. Tenedor a la izquierda del plato y cuchillo y
cuchara a la
derecha (en este orden, de adentro hacia afuera). Véase el gráfico de abajo.
Esto tiene una explicación muy sencilla. Si el tenedor está a la izquierda es porque se utiliza la mano izquierda para sujetar el cubierto. Lo mismo pasa con el cuchillo y la cuchara, que se colocan a la derecha. La cosa se puede complicar si hay más de un plato, pero para saber en qué orden utilizar los cubiertos basta con recordar esta sencilla norma: “De afuera hacia adentro”. Si tenéis dudas, mirad a los demás. No tiene más misterio.
La única excepción que se me ocurre para utilizar el tenedor con la mano derecha es cuando sólo se utiliza un cubierto como, por ejemplo, para comer spaghetti. En los demás casos, no.
Esto tiene una explicación muy sencilla. Si el tenedor está a la izquierda es porque se utiliza la mano izquierda para sujetar el cubierto. Lo mismo pasa con el cuchillo y la cuchara, que se colocan a la derecha. La cosa se puede complicar si hay más de un plato, pero para saber en qué orden utilizar los cubiertos basta con recordar esta sencilla norma: “De afuera hacia adentro”. Si tenéis dudas, mirad a los demás. No tiene más misterio.
La única excepción que se me ocurre para utilizar el tenedor con la mano derecha es cuando sólo se utiliza un cubierto como, por ejemplo, para comer spaghetti. En los demás casos, no.
2. A la mesa se
va vestido. No os riáis. Da igual que sea verano. Da igual que
estéis en un chiringuito y que haga 40 grados a la sombra. Os ponéis una
camisa, una camiseta o un pareo. Cada momento tiene su afán y cada lugar tiene
su protocolo. Si el camarero no va en bañador, no hay motivo para que nosotros
a la mesa vayamos medio en cueros. Será cómodo pero no es apropiado. Si el pobre camarero
del chiringuito va vestido, tú te solidarizas y te pones también la camiseta. Esto
es igual que en el acto de entrega de orlas de la universidad, cuando el ujier
de la sala dice al empezar la ceremonia "Sentaos y cubríos". Pues eso,
tápate.
3. Es de bien
nacidos ser agradecidos. Cuando te invitan a una casa y el dueño se ha tirado
horas cocinando para ti, hay que llevar algo. Postre, bombones, vino o flores. Si la otra
persona ha sacrificado la mitad del día en pensar el menú y en hacerlo, qué
menos que reconocer su esfuerzo de alguna forma. Sobretodo si no se trata de
una invitación habitual. Claro está, si pretendes que te vuelvan a invitar.
4. El "Que
aproveche". Mucha gente cree que es de buena educación decir esto cuando en realidad no lo es. Y aquí sé que va a haber polémica pero lo
cierto es que no es fino y resulta hasta un poco cateto. Uno empieza a comer y
ya está. No son necesarios los preámbulos ni los preliminares porque (al
contrario que en otros menesteres) la comida, en lugar de calentarse, se enfría
al igual que la libido del otro comensal si conoce y aprecia esta norma. No obstante, esta es una norma que mucha gente no conoce y que rige en determinados ambientes en los que no todo el mundo se mueve. Ahora bien, si somos nosotros los destinatarios de esta frase, lo correcto es decir "Gracias" y no darle más importancia. No es necesario, como he visto hacer a alguno, dejar en ridículo a quien lo decía por su falta de conocimiento. Si lo haces, el verdadero maleducado eres tú. Mejor que lo leáis aquí y penséis que estoy loca a que lo digáis y os miren como si fueráis un mono salido del zoo.
5. La
servilleta en el regazo. Ni atada alrededor del cuello
ni enganchada a modo de
babero por dentro de la camisa. No tienes 2 años ni estás comiendo
potitos. ¿O
también esperas que la otra persona te haga el "avioncito" con cada
bocado? Si quieres comer con los mayores, compórtate como un adulto. Del
mismo modo, tampoco es necesario que el otro vea la obra de arte abstracto en la
que se ha convertido nuestra servilleta durante la comida, asi que mejor
que no se vea.
6. Cómo coger
los cubiertos. Hay gente que agarra los cubiertos con toda la mano,
como si tuvieran miedo de que alguien se los fuera a quitar y esto no es correcto. Como resulta
un poco complicado de explicar, os dejo un vídeo en el que se ve de forma muy
clara.
7. Zapatero a
tus zapatos. Cada cubierto tiene su función. La cuchara es para
las sopas, caldos, cremas y guisos con mucha salsa; el cuchillo para cortar y
empujar y el tenedor para pinchar trozos o para llevarse la comida a la boca. Y
esto lo preciso, aunque parezca muy obvio, porque he visto a gente comer arroz
(no caldoso) con cuchara y llevarse la comida a la boca con el cuchillo. La
persona en la que pienso era hija de un notario, no un obrero de la construcción,
lo que demuestra que el dinero no da la educación.
8. Siempre con
la misma mano. Los cubiertos no deben cambiar de mano durante la
comida. Esto sólo se hace en América. Si no habéis nacido o vivido allí, no tenéis excusa. No hace falta marear a la persona que se tiene en frente con un pase de
manos constante. Sino hazte mago y dedícate a hacer trucos de magia.
9. Los
cubiertos van a la boca. Claro, Paloma ¿cómo vamos a comer sino? Bien, pues en
esta viña del Señor yo me he encontrado gente que baja la cara al plato y que
se inclina sobre el mismo como si no hubiera comido en un mes. Uno se sienta
recto, coge el tenedor o la cuchara, la llena, levanta el cubierto y se lo
lleva a la boca. A menos que quiera parecer un animalito del bosque.
10. Apunten… ¡Fuego! No se
apunta a los demás comensales con los cubiertos y menos con un cuchillo
mientras se habla. Se dejan los cubiertos apoyados en los laterales de los platos y se
gesticula si se quiere. La otra persona no tiene porque sentir que la estás amenazando cada vez
que le diriges la palabra.
11. El cuchillo
no se chupa. Bajo ningún concepto. La comida puede estar deliciosa
pero si haces esto vas a parecer un muerto de hambre y un troglodita así que NO
LO HAGAS. ¡NUNCA!
Otro consejito: Aprender el significado y la ortografía correcta de "libido".
ResponderEliminarQuerida amiga: El error está corregido, gracias a tu comentario pero al igual que he dicho para ese punto en cuestión,no es necesario hacer sentir mal al que se equivoca. Rectificar es de sabios. Aquí está la rectificación. Aunque hubiera preferido que fuera por privado, agradezco el comentario y tomo nota. Un abrazo
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