miércoles, 26 de enero de 2011

Fumar es un placer




Hoy en día Audrey Hepburn sería considerada una drogadicta y Albert Einstein un yonki. Y Jean Paul Sastre, y Bertold Brecht, y Marylin Monroe, y Frank Sinatra, Edison, Freud, Monet, Picasso y tantos otros. La verdad es que es increíble cómo cambian las modas. Antes, fumar era de gente culta e ilustrada. Ahora es un vicio infame que debe perseguir el Estado para salvaguardar la salud de los no fumadores.

Cuando mis tíos me cuentan que incluso en las aulas de la universidad se les permitía fumar, tal historia me resulta inverosímil. Raro es ver fotos en sepia en las que al menos uno de los retratados no sostuviese un pitillo entre los dedos. Casa Blanca hubiese perdido mucho de no ser porque Humphrey Bogart se encendía un cigarrillo detrás de otro, envuelto por ese humo de nostalgia y desencanto.  Mi tío Luis suele decir que hoy en día solo fuman los tontos y las mujeres. Puede que tenga razón. Aun así yo, personalmente, prefiero pensar que la gente que ni fuma ni bebe no es de fiar.

Sinceramente no entiendo qué necesidad había de hacer una ley de este tipo que no hace más que resucitar la idea de las dos Españas, que ya no son la republicana y la nacional (¡Como si con la ley de memoria histórica no hubiese sido suficiente!) sino, la de los fumadores y los no fumadores en la que se incita al chivateo y se favorece el desquite, dando rienda suelta a las pasiones y rencores personales. Sobre todo no entiendo porque después de haber obligado a los restaurantes a hacer obras que han costado miles de euros y que además permitían a los comensales elegir si querían sentarse en la zona de fumadores o de no fumadores, permitiendo una coexistencia pacífica entre ambos, se dicta una norma de una dureza tal en estos tiempos en los que tomarse un café a medio día o después de comer es casi un lujo (por lo menos para mí). Ahora los bares estan medio vacios sino cerrados. ¿Dónde estan todos aquellos fumadores pasivos o no fumadores que arguían que debido al humo no podian entran en los bares? Puede que nuestra ley sea igual a las que existen en Irlanda, Reino Unido e Italia pero hay que tener en cuenta que en estos paises el sector hostelero no representa el 5% del PIB. Tampoco entiendo que se diga que el tabaco es algo tan abominable y que sin embargo un 75% del coste de una cajetilla de tabaco sean impuestos. Puestos a prohibir ¿por qué no se prohíbe la inclusión de potenciadores de sabor, conservantes, colorantes y demás guarrerías químicas que se le añaden a toda la comida? ¡Corcho! ¡Que hoy en día uno no sabe si se está comiendo un trozo de queso o una amalgama de E-256! ¿Por qué no se prohíbe el alcohol, que es una de las principales causas de accidentes de tráfico y que además potencia la agresividad? ¿Por qué no se prohíbe a las empresas que emitan, o cuanto menos que reduzcan sus emisiones de CO2 en lugar de obligarles a pagar unos impuestos “verdes” que, en lugar de disuadirlas, les da carta blanca para seguir contaminando?

Fumar es malo. Es cierto. Si tuviese que volver atrás y decir que no a mi primer cigarrillo lo haría, pero así como yo tome la libre decisión de empezar a fumar también debe ser mía e igual de libre la decisión de dejarlo. Y es que el problema real no es el fumar o el no fumar sino la educación y el respeto al prójimo. Sin embargo, no es de recibo, respecto de esta o de cualquier ley, que nuestros politicos y gobernantes nos exijan obediencia y sumisión cuando el mismo Presidente del Gobierno tiene el descaro de pedir y fumarse un cigarillo en el plató de Antena 3 después de la entrevista que le hizo Gloria Lomana mientras que los demás tenemos que salir a la calle para poder dar un par de caladas.  

En fin, que cada uno haga de su capa un sallo. El que no quiera fumar que no fume y que quiera seguir haciéndolo, que no tenga que ser señalado con el dedo como un enfermo o un vicioso. Todos tenemos nuestros defectos y vicios. Nadie es perfecto y sino que tire la primera piedra quien esté libre de pecado.


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