jueves, 20 de enero de 2011

Nada nuevo bajo el sol

Muchas veces me aborda la impotencia. Impotencia por saber que la expresión “te quiero” se queda corta para expresar lo que siento. Que todo en el amor se ha dicho ya. Que no hay nada nuevo bajo el sol, como dirían nuestros padres. Que antes que nosotros, antes de que naciésemos, muchos otros han experimentado esto sin poder llegar a definirlo. Aunque lo hayan intentado; sus libros, sus poemas, sus películas y sus palabras nunca han sido suficientes. ¿Como es posible que alguien nos haga sentir así? ¿Tan desesperados, tan nerviosos, tan ansiosos y tan emocionados a la vez? Un torbellino que te zarandea con una fuerza descomunal y que te asalta cuan cuatrero en el camino justo cuando pensabas que el viaje se desarrollaría sin incidencias, sin baches, ni curvas inesperadas. Un ladrón que sin amenazas te roba el corazón sin que te des cuenta y que te deja desnudo en el camino, completamente desarmado e incapaz de defenderte. Uno se siente perdido, confuso y es entonces cuando uno se da cuenta que a pesar de lo que uno creía, a su vida le faltaba algo: un sobresalto. Es aquello capaz de hacernos enloquecer, lo que nos hace capaces de matar y que nos mata por dentro y que nos da la vida cuando dices no puedo mas y aquí me quedo. Algo tan grande y que sin embargo se manifiesta en cosas tan pequeñas como un botón. Cosas tan insignificantes, tan banales y sin embargo tan importantes. Y es entonces cuando uno descubre que su vida solo cobra sentido por esas cosas que parecen tan estúpidas. Es solo entonces cuando descubrimos que nuestro fin en este mundo es amar. 

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