- ¿Por qué me teméis Luisa?
- Os temo Señor porque hacéis que me tema a mí misma. Os rehúyo porque os quiero cerca. Pienso en vos para no pensar en vos. Mas todo es vano ya, pues a mi puerta llama insistentemente vuestro recuerdo y yo no tengo fuerzas para mantenerla cerrada. Las cosas claman vuestro nombre y los días reclaman vuestra presencia. Qué triste pensamiento es el de saberse correspondido y deber callar. Y hablo procurando callar aquello que quiero decir. Solo os pido que no me améis si no podéis y que si queréis os apresuréis en hacerlo, pues si a otra mujer amáis no tenéis más que decirlo para que os destierre de mi pensamiento. Más sé, y no me engaño, que los hombres sois cobardes y que no daréis un paso hasta que las circunstancias os fuercen a ello. Os amo en la ignorancia, os amo imprudentemente, pero antes de compartir con nadie vuestro querer prefiero el silencio del hogar pues aunque os ame, me amo más a mí misma. No intentéis hallar sentido a mi discurso. Yo misma lo desconozco. No busquéis lógica en este cantar pues el amor desconoce tal concepto…
Paloma de Grandes V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario