La persona más rica del mundo/ The richest person on earth

La última vez que comprobé el saldo de mi cuenta casi me echo a llorar. Es lo que tiene ser estudiante supongo. Siempre estás a la cuarta palabra y contando moneditas. Apenas me atrevo a mirar en la cartera. Creo que hay pocas cosas que puedan resultar más desoladoras que ver tu billetera más vacía que Madrid en agosto. Pero, aunque no tenga donde caerme muerta, yo me considero una de las personas más ricas del mundo. 

Tengo algo que es mucho más importante que una cuenta con unos cuantos ceros. Mejor que las joyas, los abrigos de piel o las acciones de Apple. Algo que vale más que todo eso y que es mucho más difícil de encontrar. Algo que, según dicen, se cuenta con los dedos de una mano y te sobran dedos. Tengo la suerte de tener grandes amigos. Amigos que son muy distintos entre sí. Unos más antiguos, otros más recientes pero todos ellos igual de valiosos.                                                           

Se suele decir que la familia te la imponen y a los amigos los escoges. De ahí que sea tan importante elegir bien. Tus amigos te pueden salvar la vida. O de la vida, según se mire. Aunque lo cierto es que realmente no los eliges tú sino que son las circunstancias las que te los señalan. Es cuando llegan las desgracias cuando uno se da cuenta realmente de con quién puede contar. Quién está al pie del cañón y quién se escaquea. Quién se toma vuestra amistad como un asunto personal y no como un mero pasatiempo. Es ahí cuando ves quién te quiere de verdad porque como decía Francisco de Quevedo "El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin que le llamen".                                       

Un amigo es alguien que sólo con verte la cara, con oír tu tono de voz o simplemente con leer tus mensajes ya sabe si estás bien, mal o regular.  A quién le dices "necesito hablar" y ya se está poniendo la chaqueta y metiéndose en el coche para ir a tu casa. "Tranquilo. Esto lo resolvemos con un buen café y un par de pitis. Y si el café no fuera suficiente ¡nos tomamos un copazo!" Es la persona que te recuerda quién eres y lo que vales cuando a ti se te ha olvidado. Aquel que cuando parece que el mundo se derrumba bajo tus pies te coge con fuerza la mano y te dice "No estás sólo". Es aquel que cuando te ve triste te abraza y pregunta "¿A quién hay que matar?"

Un amigo es aquel que, cuando metes la pata hasta el fondo, te echa la bronca al más puro estilo madre y sin embargo te ayuda a buscar una salida. Y cuando no haya solución, hará lo que haga falta para que te olvides del asunto y te rías un rato. Da igual lo pesado que te pongas o que le cuentes lo mismo cien veces. Siempre estará dispuesto a escuchar y a aconsejarte lo mejor que pueda. Y aunque, como suele ocurrir, te pases sus consejos por el arco del triunfo nunca te dirá "Ya te lo dije". En lugar de eso, sacará la escoba y te ayudará a barrer el estropicio. Recogerá tus pedazos y te ayudará pegarlos para que así te perdones a ti mismo por haber sido tan cafre.

Es aquel a quién, si la ocasión lo requiere, no le temblará el pulso para ejercer de Pepito Grillo, pegarte un buen tirón de orejas y decirte la verdad. Tus verdades. Aunque no las quieras oír, aunque te duelan o aunque te enfades. Porque las tienes que oír. Porque es lo mejor para ti, y lo sabes. Un amigo es aquella persona con la que te puedes pegar de gritos y que, a pesar de ello, está dispuesta a tragarse su orgullo y decirte "me he equivocado" o "vamos a hablar" porque puede más el cariño que te tiene que su orgullo o la chorrada por la que os hayáis podido enfadar. Porque, al final, la mayoría de las discusiones son por eso: por chorradas.

Un amigo es aquel que te inspira a ser mejor, a luchar por lo que quieres y que, aunque crea que no lo vas a lograr, se calla y te da ánimos porque, en el fondo, lo que quiere es que le demuestres que se equivoca y que consigas todo lo que te propongas. No importa cuanto tiempo pase, si hace meses que no habláis o que no os véis, porque un amigo (en mayúsculas y negrita) va a estar ahí siempre. Da igual que estéis a miles de kilómetros de distancia el uno del otro. Nada habrá cambiado.

Dicen que uno no se da cuenta de lo rico que es hasta que no tiene algo que el dinero no puede comprar. Por eso aunque no tenga un duro, no me importa. Ya tengo más que asumido que mi foto no saldrá nunca en la revista Forbes. No me interesa, pues aunque sea más pobre que una rata, mis amigos hacen que me sienta como la persona más rica del mundo.

The richest person on earth

The last time that I checked the money in my bank account I almost started to cry. It's part of being a student I suppose. You are always penniless and counting coins. I barely dare to look at my purse. I think there is nothing more depressing than seeing your wallet as empty as Madrid in August. However, even if I am flat broke, I consider myself one of the richest people on earth.

I have something that is a lot more important than a bank account with some zeros. Better than jewels, fur coats or Apple shares. Something which is worth more than all that and that's harder to find. I have the fortune of having great friends. Friends who are very different from one another. Some who I’ve known for a long time, others who I've met more recently but all of them, equally valuable.

People usually say that while family is imposed to us, we choose our friends. This is why it's so important to choose well. Your friends can save your life. Or save you from life, if you think about it. However, the truth is that you are not actually the one who chooses them but it's the circumstances which point them out to you. It's when disgraces arrive when you realize who you can really count on. Who is ready to fight for you and who ducks out. Who takes your friendship as something personal and not only as a mere pastime. It is then when you see who truly loves you because, as Francisco de Quevedo used to say “A friend should be like blood, which runs to the wound without being called.”       

A friend is the one who, by seeing your face, by listening to the tone of your voice or simply by reading your texts already knows if you are ok or not. To whom you say “I need to talk” and he's already putting his coat on and getting into the car to go to your place. “Don’t worry. We’ll solve it all with a good cup of coffee and a couple of cigarettes. And if the coffee weren’t enough, we’ll have a drink!” It’s the person who reminds you of who you are and of your worth when you have forgotten it. The one who, when the world seems to be falling apart under your feet, grabs your hand firmly and says “You are not alone”. The one who, when seeing you down, holds you and asks “Who do we have to kill?”   

A friend is the one who, when you totally mess things up, scold you as if he were your mother and nevertheless helps you find your way out of it all. And when there is no solution, he will do whatever is in his hand to make you forget it and have a laugh. It doesn’t matter how annoying you get or if you tell him the same thing over and over. He will always be willing to listen and to advice you in the best way he can. And even if you don’t follow his advice, as it's usually the case, he will never say “I told you”. Instead of that, he will take out his broom and help you clean up. He will pick up your pieces and help you glue them back together so you can forgive yourself for being such a fool.

He's the one who, if necessary, won’t doubt to play the role of Jiminy Cricket, tell off on you and tell you the truth. Your truth. Even if you don’t want to hear it, even if it hurts. Because it’s what is best for you, and you know it. A friend is that person who you can have a fight with and who, nevertheless, is willing to swallow his pride and say “I was wrong” or “Let’s talk” because the love he has for you is a lot more important than whatever silly thing you were fighting over. Because, in the end, most of the fights are over that: over silly things.

A friend is the one who inspires you to be better, to fight for what you want and who, even if he thinks you won’t make it, doesn’t say anything and roots for you because, deep down, what he wants is that you prove him wrong and that you achieve all your goals. It doesn’t matter how much time goes by, if you haven’t seen or talked to each other in months, because a friend (in capital and bold letters) will always be there. It doesn’t matter if you are thousands of kilometers away from each other. Nothing will change.  

They say that you don’t realize how rich you are until you have something that money can’t buy. This is why, although I don’t have a cent, I don’t care. I have already assumed that my picture will never appear in the Forbes Magazine. I’m not interested, because even if I’m poor as a church mouse, my friends make me feel like the richest person on earth.

Paloma de Grandes V.